domingo, 23 de septiembre de 2018

hexagonales, inermes; hojas verticiladas; corola de bello color lilacino, con garganta amarillenta. ||–PRIETO. Cordia sp. (?). Véase CARIACO, de que debe ser forma diminutiva.

*   CARIBE. Nombre dado a varios peces de los géneros Serrasálmo y Pygocéntrus, que viven en los ríos de los Lla- nos y Guayana, y de la América intertropical. Los primeros son de cuerpo giboso, delgado, comprimido; sus dientes son grandes, triangulares, agudos, afilados, puestos en hilera en ambas mandíbulas y reforzados con otros análogos en el paladar; escamas diminutas con apéndices laterales; una aleta dorsal muy alta y puesta muy atrás, y otra anal muy larga; una espina delante de la dorsal y dos delante de la anal. Los del segundo género carecen de dientes palatinos; su abdomen es afilado y dentado, y están provistos de agui- jones delante y detrás del ano. El S. caribe es de cuerpo oval, cubierto de escamillas blancas, con visos plateados; cabeza truncada delante; dientes inferiores mayores que los superiores; lengua gruesa y carnosa, ojos grandes, negros; cola truncada, primera dorsal larga; aletas dorsal y caudal verdosas; las demás, los opérculos y el vientre, de un rojo amarillento. Habita el Orinoco, el Apure y los afluentes de estos ríos. El P. nigricans es pequeño y de hocico puntia- gudo; color aceitunado oscuro con reflejos amarillentos. Habita asimismo en el Orinoco, en Apure y el Guárico.
–Estos peces, terribles por su voracidad y sus tremendas
mordeduras, que la sangre derramada parece en ellos pro- vocar, los mencionan casi todos los cronistas antiguos.–«El nombre de este pez le vino de los Caribes o Caníbales, co- medores de carne humana.» (Cod., 211). D. t. CARIBITO. Reff. Carv., 241, 244; Gilii, etcétera ||–COLORADO. S. nette- reri. Tiene la mandíbula inferior saliente y reforzada con un espeso borde cartilaginoso. Cuerpo cubierto de man- chas anaranjadas brillantes, abundantes hacia el  vientre,



aletas y cola; agallas salpicadas de rojo; lomo ceniciento-azu- lado, con ligeros visos aceitunados, y los espacios intermedios de un blanco perlado. D. t. CARIBE PINTADO. ||–NEGRO. Especie inofensiva y comestible. ||–PINCHE. S. irritans. ||–Adj. aplica- do a todo lo concerniente a los caribes; por ej. Mar Caribe, Río Caribe, raza caribe, lenguas caribes, ají caribe, como lo ha hecho Caulín (o. c., p. 327), nación cariba (Gum., I, 124).

CARIBÉRA. Lugar poblado por indios Caribes.

CARIBÍTA. Adj. sustantivado que se aplica a una variedad de yuca dulce, de tallo y pecíolos rojos, hojas menudas con lóbulos anchos de 1 cm y senos cerrados, y ángulos de los nervios laterales casi rectos.

CARIBÍTO. Pygocentrus sp. Adj. sustantivado con que se designa un pequeño pez fluvial inofensivo, de lomo ver- doso y vientre blanco con rayas rojizas.

*  CARICÁRE. Polyborus vulgaris. Ave rapaz diurna no- table por su librea.–«Parte superior de la cabeza, negra, susceptible de alzarse como moño; espacio entre el pico, el ojo y las mejillas desnudo, de bello color rojo; ojos amarillos; pico azulado. Pies amarillo-oscuros. Garganta y costados del cuello casi blanco; parte superior listada trasversalmente de pardo y de blanco; parte delantera del cuello y del pecho, lis- tada igualmente al través de los mismos colores, pardo-oscuro a extremo de la cola y sobre las cobijas superiores; los remos blanquecinos listados y punteados de pardo, y terminados en negruzco.» (D’Orbigny, Aves de Cuba). Ésta es la descripción del adulto. Vésele con frecuencia en los caminos y cerca de las casas, pues no es dañino para las aves de corral, y más bien se le considera útil en destruir diferentes alimañas. Va casi siempre apareado. Canta echando hacia atrás la cabeza como



los gallos. Hállase en todo el país, pues su área de disper- sión es muy extensa. La descripción de Codazzi parece re- ferirse a la especie vulgar, o al P. brasiliensis, excepto en la primera parte de aquélla, que no es aplicable. Dice así: «Ca- ricari (Falco brasiliensis): es pequeño, pero capaz de re- montarse en el aire con gran rapidez y de caer sobre la presa con la misma impetuosidad. Le sirven de pasto los ratones, los reptiles, los pajarillos y aun los insectos. Vive solo y apa- reado, se mantiene sobre la cima de los árboles o de las casas, y rara vez ataca los corrales en que están las aves domésti- cas.» (Cod., 190). El Caricare de Guayana es, según Cherrie, el P. cheriway, catalogado por Ernst, de color variable en los lados de la cara, en el pico y en las patas. D. t. CARACARE. En car. karákara, en cum. karakari, en carinaco, según Cre- veaux, karakare; tupi karakará. Sin. DORODORO. ||–Protium sp. Especie de árbol y la resina que produce. Véase CARICA- RITO, abajo. ||–Son y cantar populares.

*  CARICÁRI. Polyborus vulgaris. CARICARE. Ref. Cod., 190.

CARICARÍTO. Bursera sp. Especie de árbol no bien de- terminado, de madera blandísima. ||–Hedwigia balsamifera. Burseráceas. Árbol de hojas alternas, compuestas; flores polígamas, blancas, pequeñas, dispuestas en panojas axila- res; cáliz aorzado, cuatrilobado; corola de 4 pétalos iguales; estambres casi iguales, mitad más cortos que los pétalos y dobles en número; filamentos cortos, complanados. Ovario cuatrilocular; estilo muy corto, estigma obtuso y cuatri- surcado; fruto drupáceo; semillas oleosas. El árbol exuda de su corteza una resina vulneraria.

CARIPATÚ. Chelys fimbriata. MATAMÁTA, abajo. Voz us. en Cojedes.



*  CARÍTE. Cybium regale, C. caballa; Auxis sp. Escóm- bridos. Peces grandes, de buena carne, abundantes en el mar Caribe. El que de ordinario venden en el mercado de Caracas es de cuerpo casi redondo, largo como de una vara; lomo ce- niciento oscuro, vientre plateado; entre la dorsal y la cola hay unas 9 falsas aletillas, otras tantas entre la anal y la co- la, y otra más a cada lado de la raíz de ésta. Ref. Cod., 210.
||–Cadáver de un niño de pecho, cocido en salmuera y amo- jamado, a efecto de velarlo entre festejos.–«Apenas comí me dirigí al carite. –Cuándo murió? –Antier; ésta es la ter- cera noche del velorio; mañana le enterramos; pero no se pre- ocupe usted, que no está corrompido: acabamos de hervirlo en salmuera por segunda vez.» (Romero G., Peonía, p. 318). Y más abajo: –«El cadáver parecía una ciruela pasa: estaba negro por los dos cocimientos en salmuera que había sufrido, y por una capa de polvo levantado de la sala en el torbellino del zapateo y la escobilla.» (Ib., 320). Cf. VELORIO.

CARITEAR. Pescar CARITES en la época en que estos pe- ces frecuentan sus sitios favoritos. Voz de pescadores.
–«Esta madrugadita estaba yo cariteando cuando me lo vide pasá.» (R. Gallegos, Los aventureros, 146).

CARITIVÁ. Helietta pleeana. Rutáceas. Árbol propio pa- ra la construcción civil. Suministra una madera compacta, pesada, astillosa, de grano fino y color amarillo claro u ocre. EE. Lara, Falcón y Zulia.–«Alcanza grandes dimen- siones. Madera fina, blanca como el marfil; pero se pone algo amarillenta con el tiempo.» (Fuenmayor, Mem. des- cript.). D. t. CARITIVÁR o CARITIVÁNO. Sin. MARFIL.

*  CARNAÚBA. Copernicia cerifera. Palmera de 6 a 12 m de alto, de copa redondeada y frondas de un verde azula- do. Sus hojas exudan por ambas caras una delgada capa de



cera amarillenta, y su fruto es comestible. Crece aislada o gregaria en la Guayana, el Brasil y la Argentina. Madera de construcción bastante sólida.

CARÍTO. Diminutivo de Caro (q. v.). Geog.

CARO. Enterolobium cyclocarpum. Leguminosas. –«Ár- bol silvestre muy corpulento que se eleva a veces como a 30 m de altura, con un tronco recto y largo como de 8 a 10 m, y de 11/2 a 2 de grueso. Sus grandes y gruesas ramas cu- bren a menudo un espacio tal, que se han visto como 200 reses acostadas debajo de su sombra… El árbol crece bas- tante pronto: el ganado vacuno apetece mucho sus frutos, con los que engorda mucho, las semillas son comestibles después de haberlas puesto al rescoldo durante algún tiem- po.» (Ernst, Exp., 191). Madera elástica, liviana y resis- tente, de fibras reticuladas; poros numerosos, bastante grandes; la albura cede a la carcoma, el corazón es mui du- radero. Crece en Guayana y en los Llanos. En la economía rural aprovéchase para la fabricación de bateas y artesas, y en las queseras para botes y dornajos en que depositan le- che y suero. Sinn. CARACARO, HUESO DE PESCADO. D. t.  CARO HEMBRA. Ref. Gros., I, 395: II, 372.

*   CARRÁO. Aramus (Ardea) scolopaceus. Ave zancuda con el pico más largo que la cabeza; fosa nasal lineal, na- rices laterales, abiertas de parte a parte; dedos del todo se- parados, uña intermediaria entera, dilatada; alas mediocres, en las que sobresale la remera; cola mediana, rectilínea, con 12 timoneras. Cuello pardo rojizo, matizado de blanco; pico plomizo hacia la punta, rosado en la base; tarsos azu- lados. Longitud, unos 70 cm. «Es de un color castaño con pintas menudas blancas y va siempre apareado. Su pico es largo y un poco encorvado; su canto agudo, y de su sonido



se origina el nombre que lleva. Gritan mucho de noche y también cuando vuelan; se mantienen en los esteros de las llanuras, nutriéndose de pescadillos y sabandijas.» (Cod., 202). Común en todo el Llano. –«El carrao canta en coro, cuando en las llanuras se aproximan las primeras aguas para aislarse de nuevo a los primeros anuncios del buen tiempo.» (A. Rojas, Un libro en prosa, 219). –«Una banda de patos carraos cruzó por el campamento, lanzando gritos destem- plados.» (Urbaneja. A., De cuando era mozo). Carrao, en el Bras. y Urug. ||–GRITAR MÁS QUE UN CARRAO: gritar, que- jarse de continuo. Alusión al reiterado chillar de esta ave, casi toda la noche, en los marjales.

CARTÁN. Centrolobium robustum. Leguminosas. Árbol de unos 25 m de alto, muy corpulento, inerme, de hojas imparipinadas, estipuladas, con hojuelas ovaloblongas, ca- si coriáceas; flores amariposadas, en racimos terminales, ramificados, con brácteas y bractéolas; 10 estambres mono- delfos; vaina indehiscente, alada; semillas medio-arriñonadas, separadas por dos tabiques transversales. Madera excelente, cuya descripción detallada puede verse en Grosourdy (Méd. bot., II, 373) y Ernst (La Expos., 192). Es una de las mejores maderas del país. Pittier cree que la especie venezolana es el
C.  paraense y que el nombre puede provenir del que le dan los macusis, es decir; cartanye. Sin. BALAÚSTRE. Ref. Cod., 119.

CARUÁCHE. Thevetia neriifolia. Apocináceas. Arbolito de 10 a 20 pies de alto, coposo y hojas simples, subsentadas, lampiñas, coriáceas, lanceolado-lineares, aguzadas por am- bos extremos; flores en racimos terminales paucífloros; co- rola grande, infundibuliforme, larga de 3 pulgadas, de un color amarillo azufrado; drupa bilocular, verde amarillen- ta, deprimida, subtrígona, incompletamente dehiscente, con 4 ó 2 semillas lateralmente aladas. Habita en Guayana,



Alto Llano, etcétera. Es planta venenosa, que suele culti- varse por sus flores olorosas, que recuerdan, según Gro- sourdy (o. c., II, 367), el aroma de la Primula veris de Europa. Sin. RETAMA.

*  CARUÁTA. Fourcroya gigantea. COCUÍZA. –«Críase con abundancia una especie de pita que los indios llaman carua- ta y los españoles cocuiza.» (Caul., I, 3). Voz chaima; en tam. karuatá, en cum. karúata. CAROÁTA es voz geográfica.

CARUPÁL. Árbol de Cumaná que provee madera de construcción.

CARUTA. Fruta del CARÚTO. D. t. Caruto.–«Porque yo acabo de ver no hace mucho lo menos trescientas monas en un solo palo, comiendo carutos.» (Cabrera M., El refle- jo de los remansos azules!…)

*  CARÚTO. Genipa americana. Rubiáceas. Árbol copado, ramoso, común en los Llanos y en Guayana. Hojas obovales, largas de 6 a 8 pulgadas, alampiñadas o de cara inferior pu- bescente; flores en corimbos cortamente pedunculados, cá- liz trunco-ondeado o dentado, pedicelos tan largos como el cáliz, corola pinchudo-tomentosa, tubo cortamente exserto, antera exserta, estigma claviforme; baya oval-oblonga, gris, comestible. Con el fruto tatuábanse en negro los indígenas. En tam. karutú, lo mismo. Reff. Cod., 99; Gros., II, 391.

* CASÁBE. Pan de YUCA, preparado hoy día lo mismo que lo hacían los indígenas en el tiempo del descubrimiento de América. –«La otra es la yuca-amarga, que sólo se emplea en hacer casabe.» (Cod., 130). Precisa apenas aducir auto- ridades para la voz o detalles para el producto. Voz taína. Reff. Cas., V, 305; Ov., I, 268; Cast., N. Reino, 23; Ampíes,



Carta de relación, 1513; Martyr, Acosta, Simón, etcétera. Decíase también casabí (Casas) o cazabi (Oviedo). ||–Árbol de construcción. Portuguesa.

CASABÍTO. Ipomoea sp. Planta voluble, de flores azules. Alto Llano.–«Tenía los cabellos despeinados y sueltos sobre la espalda, y arrollado al cuerpo un bejuco de cazabito flo- recido de azul.» (Cabrera M., Mimí, 59. Ver tamb. p. 104).

CASÍGUA. Maranta sp. CASÚPO. Us. en Cojedes.

*  CASÍMBA. Hoyo o cavidad hecha en la orilla del mar o de los ríos para proporcionarse agua potable. Voz de pesca, usada también en Cuba, Perú, Brasil, Chile, Buenos Aires.
–«En la costa del O. y como en la medianía de ella, en una ensenada de playa, hay una casimba o pozo de agua dulce, donde se puede hacer aguada.» (Codazzi, Geog., p. 593).
–«Los pescadores –o se sirven del agua traída de Margarita o de la costa de Cumaná, o hacen casimbas que dan agua sa- lobre.» (Id., ib., 594). –«Crujían las garruchas de las cazim- bas.» (Cabrera M., La guerra, 344). Raro en esta acepción de pozo artesiano. Véase Bachiller, Cuba primitiva, p. 240 y compárese más abajo la voz JAGÜÉI, usada en el Bajo Llano. Otra grafía es * cacimba (Caul., III, 29), aunque con otra acep- ción. Pichardo y Granada creen que es de origen africano esta voz, cuyas variantes son ligeras en cuanto a forma y signifi- cación. En el Perú Casimbas son (como en el Alto Llano)
«unas excavaciones abiertas en el cauce mismo, lecho, ma- dre, álveo del río»; en la Argentina cachimba es «pozo de corta profundidad: ojo de agua, manantial» y añade Granada:
«En el Brasil dicen cacimba. En el Río de la Plata decían an- tes también cacimba, según escribe Cabrera: “En el fondo del puerto (de Montevideo) hacen las embarcaciones su aguada, para lo que hay cubiertas (abiertas, sin duda) varias



casimbas sobre la misma arena, a corta distancia de la pla- ya, etcétera”». ||–En el interior de Venezuela alfolí, algorín, granero, troj, y también desarenador del desagüe de un es- tanque; acepción naturalmente figurada en este sentido.

CASIRÁGUA. Nombre con que se conocen roedores del género Loncheres, familia de los Equímidos. Estos anima- litos tienen el aspecto de las ratas, labio superior hendido, molares grandes, pelaje de un color amarillo rojizo que ha servido de tipo para designar la capa correspondiente en los caballos. Los CASIRAGUAS están cubiertos, en la parte superior del cuerpo, de pelo suave o rígido, y en la cola, que es larga, de pelos y escamas; sus patas son delgadas, las pos- teriores con 5 dedos cortos, las anteriores con 4 bien desarro- llados y las uñas de los pulgares cortísimas. Hay dos especies en Venezuela, la L. cristata, y la L. armata. La primera es de color pardo, más claro en los costados y amarillento en el vien- tre; cabeza pardo-negruzca con una faja blanca de la frente al occipucio; patas pardo-oscuras, cola tan larga como el cuer- po, negruzca, con la punta blanca. Longitud del cuerpo, 30 cm sin incluir la cola. «—¡Mira, tu lapa! exclamé muerto de risa: un par de casiraguas coronaba el tronco—.» (Romero G., Peonía, 277). Sin. ERIZO.

CASIRÁGUO, A. Color amarillo sucio en las bestias.
Siraguo (Calc., 428), grafía muy dudosa.

CASÚPO. Maranta casupo. Zingiberáceas. Planta herbá- cea forrajera.–«En una hoja de casupo bebía yo de aquella agua que destemplaba los dientes con su frío peculiar.» (Romero G., Peonía, p. 21). Ref. Cod., 117. ||–Cucurucho de paja para empacar botellas de cerveza, etcétera. –«Una rueda se formaba en derredor de los dos bailarines, ceñi- dos a la cintura por un refajo hecho de largas hojas de enea,



como dos gigantescos “casupos”.» (Pocaterra, Tierra del sol amada, 242). En francés, paillon.

CATÁBRE. Véase CATÁURE.

CATÁCO. Pez pequeño de las costas de Cumaná. Cuerpo comprimido, aletas ventrales debajo de las pectorales; lí- neas laterales recorridas por una hilera de escamas o uñas puntiagudas. Longitud, cerca de 10 pulgadas. Hácense de él salazones.

CATACÓA. Amphisbaena sp. pl. Saurios de cuerpo colu- briforme, sin esternón y con pelvis rudimentaria; cabeza pequeña y aguzada; cola obtusa y redondeada; dientes có- nicos, implantados en el borde interno de la mandíbula. Cabeza cubierta de placas en su parte anterior; cuerpo y cola anillados con verticilos córneos cortados por líneas longitudinales en plieguecillos cuadriláteros; del cuello a la cloaca corren surcos laterales; ojos pequeños cubiertos por la piel; lengua corta y gruesa, sin vaina; 8 a 10 poros pre- anales. Hay en Venezuela la A. fuliginosa, y quizá la A. alba. La primera es parda amarilla por encima, amarillo pálido en los costados, blanco azulado por debajo; longitud 53 cm. La segunda es blanca o blanquecina. Viven de ordina- rio en los nidos de los BACHACOS y COMEJENES, y esto y su conformación anatómica les han valido los nombres de CU- LEBRA BACHAQUERA, C. DE DOS CABEZAS o C. CIEGA que  se
les da, y otras denominaciones indígenas que significan
padre o abuelo de los bachacos (car. kumakodóma, tam. kiauko-imo, cum. kiaueke-noto, kal. kumaka-yumu. Entre los indígenas de Mérida tata-cuá, en el Ec. runavinci-ma- ma). Supónese entre el vulgo que son dobleandadores, que son venenosísimos, y por fin que son remedio soberano para hernias y fracturas; y por tal motivo suelen verse en algunas



abacerías o boticas cuerpos de estos reptiles conservados en bocales llenos de aguardiente. No es lo de menos el error de considerarlos como serpientes, cuando son propiamente lagartos del todo inofensivos.

CATACÚNDA. En la Cordillera es la garrapata. Ref. Pic., 77.

CATARA. Líquido que resta después de asentada y sepa- rada la fécula de la yuca. –«Pudiera dar origen el trabajo de la yuca a la extracción del alcohol que se obtiene por la fermentación de la catara, o sea del líquido o residuo pro- cedente de la decantación de la fécula, en la fabricación del almidón.» H. Albornoz Lares (Margarita).

CATÁRA. Zumo de la yuca amarga ligeramente cocido, al cual se le agregan, para darle sabor picante, algunos pi- mientos. –«Después de cocido (el yare), es muy gustoso para condimento de muchos manjares, y a éste llaman co- múnmente catara.» (Caul., I, 4). Esta salsa es la teuaka de los antiguos maipures, que según Gilii consistía en un «de- cotto denso de peperone e di sugo de yuca». (Ensayo, II, 85; III, 58). En chaima katora, en arecuna katsera. Ref. Tauste, p. 159.

CATATÍ. Árbol indeterminado de Barquisimeto.

CATATÚ. Árbol indeterminado de Trujillo y Mérida. Ma- dera de un gris pardusco claro, no muy compacta; peso re- gular, tejido y color homogéneos. D. t. CATATÍ.

*   CATÁURE. Cesto, canasto. –«Cataure es un zesto en que meten su ajuar (los Indios).» (Relac. geog., III, 80).
–«Catauros, que son a manera de zestas.» (Ov., II, 277). D. t. CATÁBRE. Del cum. katáuri; cal. catáoli, gal. katóli. La voz



se usa bastante en el Oriente y se refiere de ordinario a un cesto pequeño; pero Oviedo hace entender que también nombraban así grandes canastas semejantes a los CATUMÁ- RES del Orinoco. El pasaje de Oviedo dice: «Lo enterraron al pié de un árbol en un cataure o cesta.» (Hist., II, 289). Los guagibos llaman katulina al MAPIRE, que en tal caso definen los misioneros Fernández y Bartolomé: «una clase de este- ra en forma de canasto; funda de estera.» Es la misma voz caribe desfigurada. Ref. Tauste, Arte, pp. 92, 105.

CATEBÍA. Producto de la yuca rallada, exprimida, y des- pojada así del jugo venenoso, tal como queda en el cebu- cán. Tal acepción tiene en Guayana la voz, que es taína. D.
t. CATIBÍA. Reff. Cas.; catevía, Tauste, 106; Bachiller, 240.
||–Salza de yare. –«La cativia. Para separar del yare todo principio venenoso, se cuece hasta reducirlo a la mitad de su volumen, y vuelve á ponérsele al fuego agregándole un poco de almidón de la misma yuca con la sal correspon- diente, y luego que toma alguna consistencia, se le deja re- posar y enfriar, guardándolo embotellado para usarle.» (Díaz, I, 65). D. t. CATIBÍA o CATIVÍA. Cf. CATARA.

CATIGÜÍRE. Anona manirote. (A. purpurea, según Pi- ttier). MANIROTE, adelante. Ref. Cod., 100.

CATÚCHE. Anona muricata. (A. marcgravii, según Pittier). GUANÁBANO. Voz usada en el Or., y nombre de un riachuelo que pasa por Caracas.

CATUMÁRE. Espuerta o esportón de hojas de palmera, en que las indias del Orinoco llevan sus pequeñuelos, o donde guardan los restos de sus cadáveres para inhumar- los. Resérvanse también a otros usos, por ejemplo, para transportar provisiones, etcétera –«Colgado de la frente, en



sus espaldas, | descansa el catumare.» (Gorrochotegui,
Aramare, V). Voz mandavaca.

*   CAUCHÁL. Sitio poblado de heveas, o plantación de esos árboles. Sin. GOMAL.

*  CAUCHÉRO. Recolector de goma elástica. Sin. GOMERO.

*  CÁUCHO. Hevea brasiliensis. Euforbiáceas. Árbol del Alto Orinoco que produce la goma elástica. El género cons- tituye árboles diversos con ramas foliosas en el ápice, cuyo tronco encierra un jugo lechoso abundante. Tienen hojas alternas, ternadas, largamente pecioladas; hojuelas enterí- simas, venosas, lampiñas, glandulosas en la base; inflores- cencia arracimada; cimas con flores terminales femeninas y las demás masculinas; flores sin pétalos; ovario trilocular, glanduloso, inserto sobre la base de cáliz persistente; cápsula grande, tricoca, con pericarpio fibroso y una sola semilla. Especies conocidas: H. benthamiana, H. minor, H. rigidifolia, Micrandra heterophylla. La voz designa tanto al árbol como a la goma de él extraída. Del tupi kau-uchú, nombre del árbol.
||–Goma elástica. ||–Frazada impermeable, impregnada en
caucho, para viajeros. Capa o gabán impermeable para res- guardarse de la lluvia. En plural, zapatillas de caucho para precaverse de la humedad ajustándolas sobre el calzado.

CAUDÉRO. Mimosa cabrero. Leguminosas. Árbol mediano de ramos cilíndricos, lisos, armados de púas cortas anchas en la base, teñidos de un color gris oscuro rojizo; hojas re- compuestas, paripinadas, con 7-8 (?) pares de pínulas, cada una con hasta 36 pares de hojuelas, largas de 1 a 2 líneas, rectas, de un verde claro; inflorescencia terminal apanojada; flores blancas, aromáticas. Crece en terrenos estériles de Lara, Falcón, Zulia. Sin. CUJÍ CABRERO, abajo.



CAUJÁRO. Llaman así varios árboles del género Cordia, fam. de las Asperifoliáceas, v. g. la C. alba y la C. dentata, ambos de flores blanquecinas y drupas pequeñas, elipsoi- deas, alabastrinas cuando maduras. Es elevado y corpulento el primero, la mitad menos alto el segundo. Se usan como pec- torales sus flores en la medicina popular y el fruto maduro contiene un mucílago que reemplaza la goma arábiga para pegar. D. t. CAUTARO. Ref. Cod., 108. ||–CANDELERO. Cordia umbraculifera.

CAUJÁRO,A. Concerniente al caujaro. ||VIRUELA CAUJARA: viruela discreta.

CAUJÁTE. Planta trepadora del Bajo Llano, cuyo tallo encierra agua potable.

CAURÉÑO, A. Procedente del río Caura. ||YUCA CAURE- ÑA: variedad de yuca dulce, de pecíolos rojos, cultivada en el E. Anzoátegui.

CAUTÁRO. Cordia gerascanthus. CAUJARO, PARDILLO. Us. en Barcelona. Geog.

CAYÁPA. Concierto de obreros o peones para ejecutar un trabajo particular sin recibir por él salario, sino sólo la co- mida. –«Al amanecer del día 3 se despertó y entraron en ca- llapa a hacer las cargas.» (Causa de A. L. Guzmán, I, 218).
«Estos indígenas se ayudaban mutuamente en sus conucos por medio de callapas (faginas), y allí obsequiaban el ca- rato.» (D. Arreaza M., Nueva Barcelona). –«Cuando las necesidades del cultivo hacían imprescindibles muchos brazos, otros indios ayudaban al que demandaba auxilio, practicando colectivamente los deshierbos y recolección de maíces: en cuya especie de convites, o callapas como aún



se nombran esas reuniones, el dueño del sembrado estaba obligado a suministrar la alimentación.» (Salas, Tierra Firme,
p. 181). Véase otra cita en la poesía De huelga, de José D. Tejera. Úsase la voz, cual se ve, lo mismo en el Oriente que en Occidente. Dicha voz significa peón en cumanagoto, aunque sólo hallamos el plural kayapakom en Ruiz Blanco. En un ex- tracto que de Caulín hace Borde en su Historia de la Trinidad, 1876, pág. 45, menciónase el vocablo bajo la forma gayapo; y bien que no damos con esta cita en Caulín, la acepción que Borde le da es exacta. Ref. Gilii, II, 304. ||–Figuradamente, concierto de individuos para acometer o agraviar a alguno.–
«Resolvieron cobardemente sacrificarlo en callapa a tiros y a bayonetazos (Tosta G., La patria boba, 227).

*  CAYAPEAR. Obrar de concierto varios contra alguno o confabularse contra él.

*  CAYO. Peñasco o isleta en el mar.–«Tal nombre cayo se da en las Antillas a las islas bajas, rocas o bancos de arena.» (Cod., 356). Ref. Bachiller, 241.

*  CAYÚCO. Botecillo para navegar una persona y a lo su- mo cuatro, usado por los pescadores del litoral. Parece ser el kajak o bote groenlandés, universalmente conocido. –«Otros se han echado al mar en sus cayucos al encuentro de los ba- jeles.» (R. Gallegos, Los aventureros, 136).

CAYÚDE. Anona palustris. MANIROTE, abajo. La forma cayure, que es la usada en Puerto Rico, no se ha adoptado en Venezuela sino como nombre geográfico: los CAYURES, lugar a orillas del río Aroa.

*  CEBUCÁN. Manga o tubo fabricado de CAMUÁRE, o de cañas que puede ser estirado y estrechado en proporción,



a efecto de exprimir la yuca rallada para preparar el CASABE.
–«La caña-brava o lata, –es utilísima para la construcción de casas, y hacen de ella cestas, sebucanes y manares, especie de sacos y cedazos.» (Cod., 104: ver tamb. 131). –«Tienen una manga que llaman cibucam, la media sílaba breve, hecha de empleita de palma, de braza y media o poco más y ancha quanto quepa un brazo, la qual tiene un asa a cada cabo, de donde se puede colgar.» (Cas., V., 311). D. t. SEBUCAN. La antigua forma era cibucam; o bien cibucan, como indican Oviedo y Castellanos. Según esto, la buena ortografía habrá de ser CEBUCÁN o ZEBUCÁN. Voz taína. ||–Baile de cintas. Con los pasos de la danza combínase la urdimbre de muchas cin- tas colgadas del vértice de una percha mantenida vertical- mente, de suerte que el tejido que resulta sobre la percha tiene la apariencia de un CEBUCÁN. –«La indígena multitud circulaba por las calles celebrando con danzas de cebucán al son de los carrizos y libaciones de chicha fuerte, la unión cristiana de sus apotos.» (C. Peraza, Leyendas del Caroní, 112). Voz us. en el Or. y Guayana.

CEBUCANEAR. Prensar y escurrir en el cebucán la yu- ca ya rallada, para despojarla del jugo venenoso en su ma- yor parte. ||–Practicar una maniobra violenta para obtener, en casos de distocia, la expulsión del feto. Consiste en mantener extendido el cuerpo de la parturienta y ejercer así un masaje expulsivo sobre el vientre de ella. Es práctica de las parteras criollas.

*  CÉIBA. Sendas especies de los géneros Bombax y Erio- dendron (refundidos hoy en el antiguo Ceiba), familia de las Malváceas, tienen este nombre vulgar. Son árboles corpu- lentos de rápido crecimiento, caracterizado por una colum- na estaminal dividida en falanjes y por semillas envueltas en una pelusa abundante: tronco espinoso cuando joven. El B.



ceyba (Ceiba pentandra) es de hojas alternas, largamente pecioladas; pedúnculos axilares unífloros, cáliz tubulado, co- rola blanca, fruto capsular. Este árbol gigantesco abunda des- de las regiones más bajas del país hasta más arriba de 6.000 pies; su madera es blanca, blandísima, liviana, pero bas- tante duradera en el agua, por lo que fabrican de ella canoas. Es la especie más conocida de este género, que del otro y de la identificación botánica hablaremos adelante. Escribi- mos céiba femenino (disílabo) porque es la ortografía in- dicada por los autores más antiguos (v. g. ceyba, Cas., IV, 31, V, 322; zeyba, Ov., I, 344; zeyua, Carv., 372): lo mismo Castellanos, Acosta, Aguado, Oviedo y Baños, y escritores modernos como Baralt y Díaz (Hist. ant., 169), Colmeiro, etcétera. Es el uso general aceptado en Venezuela y seguido por Bello, en su poema América, si bien en la Silva escribe céibo: «Gime el ceibo anciano | que a numerosa tropa | largo tiempo fatiga: | batido de cien hachas, se estremece, | estalla al fin, y rinde el ancha copa.» Con esta grave autoridad pre- fieren decir céibo Ernst (La Exposición, 422), Picón Febres (Fidelia, 116) y Gorrochotegui (Aramare, VI); y céibo escri- be el abate Hervás para traducir el mexicano pochotl (Catá- logo de las lenguas, I, 297). El hacer masculina la voz tiene a su favor la regla general de ser en español de este género los nombres de árboles, y se hace indispensable en voces deriva- das o compuestas, como luego veremos. En la Argentina la gente educada escribe seíbo (masculino y trisílabo) marcan- do el acento sobre la i. Dn. Rafael Obligado, que así lo hace en una de sus más bellas poesías, se funda en que el ceibo de Buenos Aires (Erythrina crista-galli) es un árbol distinto del ceibo de los trópicos, que es el que arriba hemos descrito; pero Dn. Daniel Granada objeta con razón que en lo de es- cribir el vocablo con s, conforme a la pronunciación vulgar, militan las mismas razones para las dos especies, de suerte que Azara escribe céibo, junto con otros autores, y alguno



que otro (como Velasco) séibo, pero ninguno seíbo. Casas, con todo, acentúa ceíba (V, 322). CÉIBA es voz taína. Ref. Bachiller, Cuba primit., 242; Cod., 98; etcétera ||–COLORADA. Bombacopsis sp. Árbol de madera liviana, color gris, roji- zo, claro, con pequeños rasgos lineares esparcidos. Úsase para techar casas, labrando la madera en láminas cuadran- gulares. Lara. ||–DULCE. Bombax sp. (Bombacopsis sp.) SAQUISAQUE, adelante.

*  CEIBAL. Grupo o sitio de céibas. –«Vamos a confundir- nos con el gañán, a bailar joropo en desenfrenado zapateo con la trigueña rosada, a cuya creación asistió mucha canela, mucho perfume de ceibal florido y mucha sangre de peonías.» (M. Picón-Salas, Las nuevas corrientes del arte).

CEIBÍTA. Dim. de CEIBA. Geog. ||–Aplícase a una raza de YUCA amarga, de porte pequeño, tallo verde y pecíolos oblicuos, blanquecinos.

*  CEIBO. Ver CÉIBA, arriba ||En el Táchira es el BUCARE q. v.

*  CÉIBO JABILLO. Eriodendron anfractuosum (Ceiba pentandra). Malváceas. Árbol que se alza a 60 pies y más de altura, con brazos horizontales; hojas quinquefoliadas, alternas; flores precoces; 5 estambres con anteras anfrac- tuosas; cápsula ovoidea o semiglobosa con muchas semi- llas velludas. Florece y fructifica en la sequía y despójase entonces el árbol de sus hojas. Crece en toda la tierra cálida. Madera blanda, liviana (peso esp. 0,25), propia sólo para bateas, canoas y objetos en contacto con el agua. Tronco espi- noso, reforzado en la base por alas laminares o estribos, de más de 2 pies de ancho. La semejanza con el tronco del JABILLO ha valido a esta CÉIBA su denominación vulgar. A pesar de la di- ferencia macroscópica, bien establecida por el vulgo entre la



CÉIBA y el CÉIBO JABILLO, los botanistas modernos opinan por refundirlas en una sola especie. Hacia 1585 se las describía así: «Ay otros árboles en este valle (de Caracas) muy gran- des que se llaman zeyuas unas espinosas y otras no de que los naturales hazen canoas que son sus barcos.» (Relac. geog., III, 84). –«Ay unos árboles grandes que se llaman zeivas di- ferentes de las dichas en el capítulo veynte y dos estas dan una fruta a manera de habas con que se purgan bien con ellas, ay otro género de havillas en esta tierra.» (Ib., pág. 86). Un reli- gioso que mucho después viajó a lo largo del Apure escribe esto: «Ay en los llanos dos diferencias de zeyuas arboles muy empinados como explayados en sus ramas el uno y otro, la una espinosa y la otra muy lissa, y de ambas al corte de ha- cha, cuchillo o machete sale una espadaña de leche confor- me al corte: la leche de la una seyua es un veneno mortifero, y la de la otra seyua es comestible, como yo ui comerla a un español mesclada con miel de abejas.» (Carv., 372). Léase ahora una nota que ha tenido la bondad de comunicarme el Dr. H. Pittier.–«Encuentro que este nombre (el de céiba) se aplica siempre a la Ceiba pentandra Gaertn. (=Eriodendron anfractuosum) árbol gigante caracterizado por sus flores de cinco estambres. El vulgo bien distingue las dos o tres es- pecies de Bombax, y los designa con nombres propios, y asi- mismo a los Bombacopsis (=saqui-saquí).» Ref. Gros., II, 375.

*  CEIBÓN. Aumentativo (masculino) de CÉIBA.

CEIBÓTE. Aumentativo (masculino y despectivo) de CÉIBA. Geog.

*  CIGUATÉRA. Designábase con tal nombre en las Antillas españolas y en las costas de Venezuela el envenenamiento causado por el pescado en ciertas épocas y proveniente de ciertas especies, como el jurel y la picuda. «Los síntomas



de este envenenamiento, dice el naturalista Plée, consisten en un temblor general, náuseas, vómitos, y dolores muy agudos particularmente en los brazos y las manos, suce- diéndose a veces estos síntomas con tal rapidez, que sería sumamente difícil determinar de una manera exacta los di- versos períodos de la afección morbífica.» La causa del mal no está bien averiguada. Cuanto a los medios preventivos, son del todo empíricos. Consisten en salar la carne del pez antes con antes. Éste se considera nocivo si al cortarlo des- tila un agua blanquizca o saniosa. En cuanto a la epizootia, atribuíanla al MANZANILLO (Hippomane mancinella).

*  CIGUÁTO, A. Pálido, anémico. Us. en Cumaná. Mas la primitiva acepción debe haber sido la de un individuo afec- tado de ciguatera. La voz fue de antiguo conocida en la costa del Pacífico. Véase Cobo, Historia, II, 136.

*  CIMARRÓN, A. Bravío, montaraz, salvaje, hablando de animales. Silvestre, hablando de plantas. Dice Armas (Leng. criollo, p. 22) que «es nombre que daban en los barcos a los marineros haraganes.» Véase: Bachiller, Cuba prim., p. 246. Voz muy antigua en Venezuela, ya usada por Garcilaso, Alcedo y otros autores, lo que indica que fue adoptada tem- prano en toda la América española. He aquí una cita reco- gida por Granada (Vocab. riopl., p. 388). «En las Indias Occidentales, en las islas de Santo Domingo, Cuba, Puerto Rico, Tierra Firme y Nueva España, es notable la multitud de toros y vacas silvestres que la tierra produce, y la forma que se tiene de montearlas; llámanse por común nombre estos toros y vacas, cimarrones, y aun es nombre común en las Indias de todos los animales silvestres.» (Gonzalo Argote de Molina, Discurso sobre el libro de montería del rey Don Alonso). Parece en todo caso voz de origen africano. Sólo en nombres de plantas entra como calificativo insepa-



rable cuando se opone una especie silvestre a otra doméstica o cultivada; v. g. ANÍS CIMARRÓN (Buddleia sp.), GUANÁ- BANO CIMARRÓN (Anona sp.).

CIMARRONÉRA. Conjunto de ganado alzado y vuelto montaraz en sitios apartados y fragosos. –«Sus obligacio- nes ordinarias (las del llanero) son – –sacar de las cima- rroneras las reses alzadas para reunirlas al rebaño.» (Díaz, II, 24). La reglamentación de las CIMARRONERAS es asunto de las leyes «de llano», incluidas en las de policía rural.

CIPA. Lodo, fango, cieno, légamo. Cf. PICHAQUE. Ref. Pic., 81; Med., 40 (2ª ed.).

CIPÉRO. Poso, heces, asiento, bagazo.–«Ponía en el suelo, sujetándola con una piedra, la totuma llena de café donde flotaba el cipero, defecto que él le echaba en cara, y que ella atribuía, para disculparse, a la falta de un buen colador de bayeta.» (Cabrera M., La guerra, 123). Us. en el Guárico. (Café con PULGAS dicen festivamente las cocineras en este caso; y por consiguiente es de buen gusto DESPULGARLO an- tes de servirlo). ||–Multitud de cosas o seres animados; v. g. Un cipero de gente. Us. en Occ.

CIPÓTE. Arma de indios mencionada por Oviedo. En Coro suele usarse como sustantivo en la significación de mochete (escarpia de madera en forma de botón), sin duda por la fi- gura de ese objeto; pero en otros lugares de Venezuela, por un exceso de eufemismo, tienden a considerar el vocablo co- mo indecente. Hase adjetivado la voz en Venezuela, y hoy significa zonzo, zote, bobo, como en Col.–«Pero malas pa- labras las que cruzan los cocheros de pescante a pescante y los choferes detenidos… –Vos no sabéis cuál es tu dere- cha, sipote! –Mire, cuñao, coja lo que le den… –Eso es pa



que se lo estreguéis en la jeta.» (Pocaterra, Tierra del sol amada, p. 235). En azteca chipoctli es tumor, pelota; y chi- puxtli, en pipil, es bolillo para cazar (Gagini). Veamos ahora las diferentes acepciones de chipote en Centroamérica, se- gún Gagini. En algunos lugares, flecha para cazar pájaros compuesta de una caña con una pelota de cera en el extremo. En Nicaragua era una especie de cachiporra, usada por los indios (Gagini). En Talamanca, Costa Rica, una flecha en forma de porra (compárese mapote, adelante). En Guate- mala, golpe dado a los niños con la palma de la mano en el dorso de las suyas (Batres Jáuregui). En Honduras lo mismo, y también flecha, papirote, bolita de cuajada para quesos. En El Salvador, juego llamado también pan caliente (Barbe- rena), llamado acá en Venezuela cambures por los niños; y allá como en Guatemala tiene dos variantes: cipote, mu- chacho, sobre todo el de cabeza grande, y chipuzte, pelotilla de cera u otra sustancia, principalmente cuando se usa como proyectil (Gagini). Añádase que según el mismo autor chi- bola significa en Costa Rica bola o esfera en que remata al- guna cosa (v. g. cuando se dice: El bastón tiene una chibola de plomo), y por metáfora, chichón; y que en toda Centroamérica denota bolita, por lo que en El Salvador llaman chibolas a las botellas de refrescos tapadas con una esferilla de vidrio. Parece pues improbable buscar el origen de esta voz en el italiano y el vascuence, y la de cipote en el arábigo, y no tener las dos como afines entre y americanas.

*  CÓA. Palo fuerte, herrado o no, destinado a abrir o aho- yar o sembrar la tierra de plantío. «Limpio el terreno, al ve- nir las primeras lluvias de abril y octubre, con el auxilio de barretones de madera llamados coas, y llevando en la cin- tura un canasto o mapire para conducir la semilla, proce- dían a sembrarla.» (Salas, Tierra Firme, 181). CÓA es voz cumanagota: en calina koyere; ambas designan el objeto



arriba descrito. Hay que recordar, sin embargo, que los an- tiguos aztecas tenían una especie de azada o pico, a la que daban el mismo nombre que a la serpiente, es decir, coatl. Ref. Bachiller, Cuba prim., 248. ||–A menudo se toma la voz por la siembra misma, v. g. Buena cóa se ha dado aquí. La cóa de verano será mala. La cóa de invierno se perdió.

*   COÁITA. Ateles paniscus. Mono platirrino de cuerpo cenceño, miembros largos y delgados, cara y orejas lampi- ñas, desprovisto de abazones; pelaje áspero, erizado sobre la frente. Color negro azabache, rojizo en la cara; piel os- cura, palmas de las manos y plantas de los pies, negras; ojos castaños. Mide 125 cm de largo (incluida la cola, que es más de la mitad), altura hasta los hombros 40 cm. Es dó- cil y apacible. Mora en la ribera izquierda de Rionegro, donde es raro. Del tupi cuati, cuatim, coatá, lo mismo.

COBALÓNGA. Fruta de sabor picante y aromático, pro- veniente de varias laurinéas de Occidente y la Cordillera,
v. g. la Ocotea Pichurim. Los arrieros y traficantes suelen llevar consigo una de esas nueces, cuya raspadura toman con agua cuando enferman del estómago. D. t. COBALOMBA. Ver PUCHERÍ.

COCA. Cicada grossa. –«Cigarra grande de canto muy pro- nunciado.» (Gorrochotegui). Hállase en Aragua, Guárico, etcétera «La virgen espesura, | donde cantan las cocas mis- teriosas.» (Id., Aramare, VII). –«El canto de las chicharras ba- jo los mustios cujizales y a la sombra de los samanes y de los florecidos quiebrahachos, era más vibrante que nunca y en la sinfonía de contraltos de cocas, se alzaba sostenida y can- tante, la nota sobreaguda y ensordecedora de los gurrufili- nes, borrachos de savia y repletos de viento.» (Cabrera M., Mimí, 154).



*   CÓCA. Erythroxylon coca. Planta medicinal. Voz pe- ruana tomada del aymará ccoca. La especie indetermina- da de Cumaná y Maturín, que produce cocaína, se llama HAYO, como otras especies de Erythroxylum del país.

*  COCÁDA. «Dulce que se hace de la médula del coco, rallada y en pastillas.» (Alcedo, Dicc., sub voce). Especie de turrón de azúcar moreno y coco, muy popular. U. t. en Méx. Col, Perú y Chile.

*  COCÁL. Cocotal, plantación de cocoteros. «Llamamos coco tanto el árbol como el fruto, y al conjunto de árbo- les, cocal.» (Díaz, I, 222). –«Apenas el rumor de cocales, el batir de las aguas.» (Pocaterra, Tierra del sol amada, 199). U. t. en Cuba.

*  COCO. Ibis sp. pl. Ardéidas. Nombre dado a varias es- pecies de ibis. El ibis colorado (I. rubra) es de un plumaje escarlata brillante, excepto en las puntas de las remeras, donde es de un negro azulado; partes desnudas de la cabe- za, pico y pies de un laca pálido. Largo, 61 cm. El ibis blanco (I. alba) muestra un plumaje blanco, a excepción de las primarias externas (de la a la 5ª) que en su punta son de un negro intenso con irisaciones azules y verdes; lo des- nudo de la cabeza es rojo, anaranjado, claro; el pico, lo mismo, pero oscuro hacia el extremo; iris azul; patas y de- dos más pálidos que el pico; uñas pardas. Habita en los Llanos. Voz también usada en Cuba. ||– Suelen designarse con tal nombre varios escarabajos, especialmente aquellos insectos del orden de los coleópteros que por la forma de su cuerpo y élitros afectan una traza más o menos elipsoidea.
–«A cierto género de insectos se les da también el nombre
de cocos.» (Med., 41). Ver ASERRADOR, COCODRILO,
CONGORROCHO (en parte). ||–Cocos nucifera. COCOTERO.



–«Estas palmas o cocos dan un fruto que también se llama coco, de que suelen hacer vasos para beber, y algunos dicen, que tienen virtud contra la ponzoña, y para mal de hijada.» (Ac., IV, 26). A pesar de la anfibología de la voz en esta acepción, es de mayor uso que COCOTERO. Voz de origen oriental: la etimología indicada por Oviedo (Sum., I, XV) y Covarrubias, de que participan Armas y Calcaño, es bas- tante arbitraria y pueril. ||–Fruto del cocotero. Refiriéndose Blaew a los cocoteros de las islas Maldivas, dice: –«Nullas hic reperies merces, praeter nuces indicas cocos dictas.» (Cita de Gumilla, I, 153). ||–Vaso hecho de la cáscara inte- rior del coco.–«Se servían de estos cocos, que así los llama- ban, para beber el saludable chorote.» (Díaz, I, 226). –«En seguida llegó el espumante chocolate, alzando nubes de humo en el plateado coco, que ostentaba sus filigranas y labores arrellanado en el rodete hecho de delgadísimo be- juco.» (Picón F., Fidelia, 225). ||–DE MONO. Lecythis sp. pl. Árboles elevados, que crecen en los Llanos y Guayana, así llamados por la estructura de su fruto, que es elipsoideo y se abre a merced de una tapa u opérculo situado en uno de sus polos. Los monos, a lo que dicen, abren con destreza el fru- to para comerse las almendras que contiene, nada desagra- dables; pero la gente de los campos no come estas semillas porque tiene la preocupación de que producen la alopecia o caída del pelo. Hay en Venezuela la L. ollaria y la L. lon- gifolia. Las especies del Alto Llano parecen pertenecer más bien al género Eschwéilera. Sinn. OLLA DE MONO, OLLITA DE MONO, OLLATO. ||–PEDORRO. Zophobas morio. Escara- bajo negro, que exhala un olor desagradable. Es de hábitos nocturnos. ||–CAERSE DE UN COCO. En la jerigonza cara- queña es fracasar de súbito, inesperadamente. –«Dispensen ustedes la palabra, que al usar otra mejor se caería de un coco la verdad histórica.» (R. Bolívar, Cuentos chicos, I, 24).



COCORÓTE. Ave de las montañas de Aragua, casi del por- te de una paloma, de color verdoso, cuyo nombre es remedo de su canto. Una creencia popular mira esta ave como ago- rera; y así tienen como proverbio lo que, al tenor de una con- seja, observa el indígena a su misionero o cura, cuando éste lo disuade de tal superstición. «Cocorote canta, indio se muere;
| no lo creo, padre, pero sucede.» Geog.

*  COCOTÉRO. Árbol de coco. –«A la mitad del camino divisamos en la margen venezolana, un pequeño paraje, sembrado de cocoteros.» (E. Toro, Por las selvas de Gua- yana, 96). Poco usado en el habla vulgar.

*  COCÚI. Agave sp. pl. Amarilidáceas. Planta vivaz, de ta- llo corto y semileñoso, hojas radicales y luego caulinares, rectas, sentadas, lanceoladas; bohordo central derecho, alto de 15 a 20 pies, en cuya cima está la inflorescencia apano- jada a modo de un gran tirso. Crece en los cerros áridos y pedregosos del E. Lara. La A. humboldtiana y la A. lurida son especies principales del país. D. t. CUCÚI, forma conser- vada por el vulgo. –«Cucui, de que se saca una Mistela muy medicinal, en la misma Jurisdicción (de Carora).» (Cisn., 53). –«Cerros estériles, calizos, con su greña pobre de carra- cas, de cucuyes como rosetones de cera, y de cujíes de ex- tendida ramazón» (Urbaneja A., El alma de la raza). Codazzi (pp. 96, 437) usa ambas formas. Cf. Bachiller, Cuba primi- tiva, 250. Geog. ||–Alcohol extraído del rizoma de la agave, asado, exprimido, fermentado y destilado. Es el licor que en México llaman mezcal. «Lucían sus brillantísimos co- lores la esmeralda del ajenjo, el topacio del cocuy, el en- cendido ópalo de la mistela, el diamante del anisado y el rubí de los amargos.» (Picón F., Fidelia, 135). D. t. CUCÚI, que es la forma primitiva.



*  COCUÍZA. Especies de Fourcróya, fam. de las Amarili- dáceas, de cuyas hojas, semejantes a las de la agave, se ex- trae la fibra textil llamada también COCUIZA. Se conocen varias especies, por ejemplo F. gigantea, F. cubensis, F. vivi- para, F. geminispina (esta última de Barquisimeto). La CO- CUIZA se manufactura en una gran parte del país, en razón de su gran utilidad, y de aquí los muchos nombres geográficos que ha originado. –«Cuando apaleaban los esclavos era so- metida su piel a la acción del zumo de cocuiza; éste le pro- ducía efecto adormecedor en los dolores y le restablecía rápidamente la circulación de la sangre.») (D. Mendoza, El llanero, p. 73). –«Desde la rojiza falda, sembrada de cocuizas y magueyes de El Calvario, Julián las divisaba» (J. Rosales, Bajo el cielo dorado, 16). D. t. CUCUÍZA, forma vulgar y pri- mitiva: cucuyza (Carv., 156). ||–CHAPARRA. Fourcroya foetida. Planta de cocuiza desprovista de espinas marginales, que suele cultivarse en el Guárico y en las montañas de clima templado del E. Lara.

COCUIZO, A. Se aplica a la caballería que tiene el color amarillento de la fibra de la cocuiza. –«Estaba un esclavo listo esperándolo, teniendo por las bridas un elegante ca- ballo de color cocuizo (Tosta G., El 19 de abril, 79).

COCURÍTO. Maximiliana regia. CUCURÍTO. Ref. Cod., 116.

*  COCÚYO. Insecto luminoso del orden de los escaraba- jos. El Pyrophorus noctilucus, de la fam. de los Elatéridos, es de cuerpo alargado; tórax abultado a modo de vesícula; frente truncada o redondeada, con un grueso reborde en su parte anterior, pero sin trasversal; las antenas suelen ser aserradas, con dientes desde la 4ª articulación, ojos muy grandes; escudo collar trasversal casi siempre abovedado en forma de cojín y prolongado en los bordes posteriores en



punta espinosa; junto a cada ángulo posterior de dicho escu- do hay una mancha circular de color de cera amarilla; patas comprimidas, filiformes, cubiertas de pelo en su parte infe- rior. Sus larvas viven bajo la corteza de los árboles. La luz que emana de las manchas circulares durante el reposo es verdosa, mientras que en volando el insecto se nota otra luz rojiza, proveniente de un punto cubierto por el metatórax y colocado en el lado ventral del 1er. segmento abdominal. El Aspisoma ignitum, de la fam. de los Lampíridos, semejante a la luciérnaga de Europa, es común en los Llanos, donde se le llama también COCÚYO. –«Flor de luz, el cocuyo pere- grino | irradia en la espesura.» (Lazo M., Silva criolla). D.
t. COCÚYO y COCÚI. (Cod., 225). Voz taína en ambas formas, y chaima en la de CUCÚI; en cumanagoto kukúiu significa véspero, estrella de la tarde. Reff. Cas., V, 250; Ov., I, 460; Góm., etcétera ||–DE CAÑA. Pyrophorus pellucidus. «Su co- lor es un negro parduzco, y de noche produce el efecto de dos luzes no muy vivas que le salen de la cabeza: cuando vuela se le ve en medio del vientre una pequeña lista color de fuego.» (Cod., 225). No es tan grande como el COCUYO DE MONTAÑA y carece de protuberancia en la frente. Se le en- cuentra en las plantaciones de caña de azúcar, y de aquí su nombre. D. t. COCÚI DE CAÑA (Cod., ib). ||–DE CÉIBA. Dynastes elephas, y otras especies. Cf. COCO, COCODRILO. ||–DE MON- TAÑA. Golofa porterii. –«Se encuentra en los bosques y precisamente en los árboles más elevados. Tiene cuatro alas, las dos primeras más gruesas; el color general de es- te insecto es verde claro atornasolado y notable su cabeza por la protuberancia que de ella sale como una prolongación de la frente. Los hay de más de 2 pulgadas de largo y su ca- beza despide una luz tan viva, que con dos de estos insectos se podría leer en la oscuridad.» (Cod., 225). Cf. ASERRADOR,
D.  t. COCÚI DE MONTAÑA (Cod., ib).



COCHÁNO. Pepita de oro nativo. –«Allí donde el oro asomaba sus cochanos codiciados.» (C. Peraza, Los pira- tas de la sabana, 152). Si esta voz tiene que ver con el vo- cablo cocha, que designa ciertos estanques artificiales o depósitos de agua de Tarapacá, usados, según creo, en el laboreo de minas, hay que advertir que la tal voz cocha es tenida como española por Salvá, aunque Terreros la consi- deraba ya como voz de Indias.

COCHICÁTO. Sparus aurata. CACHICÁCO, arriba. Ignoro si ambas voces están en uso en Venezuela.

COCHÓCHO. Pediculus vestimenti. Us. en la Cord. (la voz).
CÓCHORA. Véase CHÓCORA, abajo. Sin. de CÓITORA (?).
CODÚA. Plotus anhinga. COTÚA, abajo.
CÓFIO. Mono nocturno, de pelaje blanco, uñas muy gran- des y cola larga. Habita en Rionegro (Montolieu). Voz acaso de origen portugués.
* CÓITORA. Rallus chiricote. COTARA, CHIRICÓA, abajo. Voz us. en Or. y Guayana.
COJÓBA. Piptadenia niopo (P. peregrina, según Pittier). YOPO. Voz usada en Barquisimeto, donde es también nombre geográfico. (Las Cojobas, lugar al mediodía de aquella ciu- dad). Casas tiene la voz cohoba como haitiana, refiriéndose a ciertas ceremonias, y a los polvos que en ellas fumaban los indios antillanos. En efecto, cohiba (cohoba según Mar- tyr, cogiola según Pane) significa en taíno tabaco. El YOPO es usado de un modo parecido en Tierra Firme, y quizá de esta semejanza vino el adoptar la voz taína. Ref. Bachiller, 250.



*  CÓLA. «En la costa de la mar, entre las haciendas de ca- cao, se da un árbol que llaman cola; echa una vaina o ma- zorca grande, y dentro de ella un grano sólido mayor que el de cacao, la que es muy refrigerante para el hígado, echado en el agua de beber.» (Cisn., Geog., 23). La obra de Cisneros fue publicada en 1764.

*  COLIBRÍ. Troquílidos de pico corvo, de que hay mu- chas especies, pertenecientes a los géneros Chrysolampis, Phaetornis, Polytmus, Topaza, etcétera. El COLIBRÍ topacio corresponde al Ch. moschitus, a la T. pira y a la T. pella, és- ta con dos plumas largas que sobresalen en la cola. Ref. Cod., 195. Pájaro-mosca llaman también estas primorosas y diminutas aves. Cf. TUCUSITO, abajo.

*  COMEJÉN. Insectos seudoneurópteros, de la fam. de los Termítidos, pertenecientes a los géneros Termes y Calo- termes, y caracterizados por los ojuelos, los nervios del bor- de de las alas y la falta de lóbulos pegajosos entre las garras. Hay muchas especies en Venezuela: T. morio, T. ater, T. tes- taceus, T. grandis, T. dirus; C. castaneus, etcétera. La primera es la más común, y su género el más numeroso. Anidan en sociedades organizadas, cuáles en la madera y árboles, co- mo el T. destructor (C. DE PALO), cuáles en la tierra, como el
T. fatale (C. DE TIERRA), siendo bien conocidos los estragos que hacen en el papel, ropas y otras sustancias vegetales. Sus vastas construcciones se llaman igualmente COMEJÉN.
–«El tal Comejen es un terrón, que a modo de panal de col- mena forman unas hormiguillas que viven dentro de él, y ni bien es de tierra, ni de cera, ni se sabe de que es.» (Gum., I, 165; ed). –Voz taína, de que son formas antiguas comi- xen (Cas., I, 412), comijen (Cast., Bustos oct., 34). Acaso la verdadera ortografía de Castellanos es comexen.


* COMEJENÉRA. Sociedad o grupo de personas activas y peligrosas en cualquier respecto. Voz familiar. La Academia, así como algunos escritores venezolanos, escriben, no sabe- mos por qué, comejonera (Dicc., 13ª ed). —«Estos símiles
–son apropiados al tratarse de la peligrosa comejonera q. se llama Partido Liberal.» (Tosta G., El complot de marzo, 190). Ref. Calc., 738.

COMOJÓN. Opuntia sp. Especie de nopal de 1 a 2 m de alto, con tallo articulado, erguido, divaricado; artículos chatos aovados o redondeados, gruesos, de un verde oscu- ro, aréolas pequeñas, subtomentosas; espinas 4-5, largas, desiguales, divergentes, torcidas, una de las cuales es cen- tral, perpendicular y larga de 5 cm; fruto apeonzado o sub- globoso, anchamente umblicado, con marcas areoliformes regularmente dispuestas, cárdeno, largo de 3,5 cm., lleno de una papilla de color rojo de anilina con muchas semillas reniformes. Estado Lara. –«Esta fructa y aun el cardo en que nasze, se llama comoho en la provincia de Venezuela, e es mondandola como una mora: tiene buen sabor, e en aquella tierra los indios hazen vino desta fructa, destas tunas; pero comoho es mas sabroso mucho que las tunas.» (Ov., I, 315).
V. tamb. II, 331. –«Sustento de los naturales es –datos e pi-
ta haias y breuas y tunas que por otro nombre llaman como- chos.» (Descripción de la ciudad del Tocuyo, en 1579).

* CONDÓR. Sarcorhamphus gryphus. GAVILUCHO. Nú- ñez Cáceres escribe CONDÓRO, licencia poética sin duda. La correcta acentuación sería cóndor. Del quichua kúntur, lo mismo. Voz literaria en Venezuela. ||–Moneda de oro co- lombiana que vale 50 francos. Alusión a la figura del cóndor grabada en ella. El valor en Venezuela se fijó el 11 de se- tiembre de 1865.



CÓNGO. Cerdo de pequeña talla y propenso a engordar hasta impedirle andar la obesidad. Esta raza particular debe de proceder del África, a juzgar por su nombre.

CONGORROCHO. Insectos quilognatos pertenecientes a varios géneros y familias, por ej. Iulus, Spiróbolus, Spiro- treptus, Polydesmus, que tienen la peculiaridad de arrollarse en espiral cuando se les toca. Así el Spirot. surinamensis y el
P. glabrata. Estos insectos tienen dos pares de patas en cada segmento, y los Polydesmi además placas dorsales ensan- chadas lateralmente, como alero o barda de una pared, en ca- da anillo. Son de color pardo, negro o amarillo. Habitan en casas y campos y ordinariamente salen de noche a cazar. D. t. CONGOLOCHO (Cod., 234). Sinn. CHUBÍSCO, ROSQUILLA. ||–En el Guárico se toma esta voz por un escarabajo cualquiera.
–«No tiene más enemigos el cocotero que el congorrocho, y eso en proporción escasa.» Pedro Cedeño (Cumaná).

CONÓPIO. Renealmia sylvestris. Zingiberáceas. Planta her- bácea cuyo fruto contiene en el pericarpio una sustancia co- lorante morada que usan para teñir el algodón. Del ch. konopo lluvia. D. t. CONOPIA. (Pompa, 141). V. ISTÚ, adelante.

CONÓRO. Distintivo aplicado a una especie de pargo de cuerpo largo y delgado; mandíbula inferior saliente, dientes pequeños, separados entre sí, sobre el borde de los labios, abdominales debajo de las pectorales, cola homocerca. Color rojizo; iris y aletas bermejos. Longitud ca. 19 pulga- das. La Guaira.

*CONÓTO. Ostinops decumanus (=Cassicus cristatus). Ictéridos. Pájaro dentirrostro de un negro brillante, excep- to las 5 timoneras exteriores de cada lado, que son amari- llas, y las plumas de la rabadilla y cobijas de la cola, que



son de un castaño vivo; lleva en el centro de la coronilla un penacho angosto y prolongado en forma de moño. Longi- tud 40 a 45 cm, brazos 61 a 65, cola 18 a 19. La hembra es mucho más pequeña. Vive en los bosques y jarales; alimén- tase de bayas e insectos, y daña, lo mismo que los arrenda- jos y turpiales, los sembrados; asócianse en colonias y hacen 30 ó 40 nidos en un árbol, sacando uno o dos hijuelos cada hembra. Despiden a veces un olor fuerte y desagradable. CONOTO. Voz caribe, de que se conocen las formas siguien- tes: car: konóto, jianácoto, y trio kenoto, caliña konowto, arecuna konótou. En guaraní yapú, es decir, embustero. Ref. Cod., 192.
* CONÚCO. Sementera, labranza. –«Esta labranza en len- guaje de los indios desta isla se llama conuco, la penúltima luenga» (Cast., V, 307). Dice Humboldt que es una «cabaña cercada de tierras cultivadas». (Viaje, VII, 23); pero en gene- ral la idea dominante son éstas, y no aquélla. Voz taína.
CONUQUÉRO. El que funda o labra un conuco. –«Se- guían siempre –bien de cerca, para no perderlos de vista, conuqueros pálidos de rabia.» (Cabrera M., La guerra, 177). ||– Adjetivado, que es su sentido usual, aplícase al animal salvaje o doméstico que obstinadamente acostum- bra entrarse a merodear en los plantíos cercados.–«La lei de llano habla expresamente de las reses conuqueras.»–«Soi un pájaro en el aire, | soi un pato en el estero; | y entre mu- chachas bonitas | soi un loro conuquero.» (Copla popular en Ovalles, El llanero, 153). ||–Cosa relativa o concernien- te a un conuco.–«De su cintura y atado con una cabuya de moriche, colgaba un machete conuquero afilado hasta la rabisa.» (Cabrera M., La guerra, 52). –«Las tercerolas, car- gadas de guáimaros junto a los machetes conuqueros, afila- dos premeditadamente por Braulio y su mujer.» (J. Santaella, Algo criollo).



*  COPÁIBA. Copaifera officinalis. CURRUCÁI. Del tupi
kopa-iba, y el guaraní kopay, lo mismo. Voz de uso literario.

*  COPÁL. Resina proveniente del COROBORE o ALGARRO- BO. Hállase con frecuencia en estado fósil, bajo la forma de pedazos más o menos grandes. –«Con este engaño creían los simples hombres cuanto su dios les decía; al cual honraban mucho más que los otros, con sahumerios muy buenos, he- chos como pibetes o de copal, que es como incienso.» (Góm., Méx., 15; ver también el cap. 232). Del náhuatl ko- palli, que es la goma del kopalquahuitl de los aztecas, o sea la Hymenaea verrucosa. El ALGARROBO de Venezuela es la
H. courbaril; pero acá no se da nombre particular a esta re- sina, que no tiene aplicación especial en el país. La voz copal corre sólo entre boticarios, ebanistas y carpinteros para apli- carla a un conocido barniz.

*  COPÉI. Nombre dado a varias especies de Clúsia, fam. de las Gutíferas, por ej. C. rosea, C. alba, C. insignis, C. nemorosa, etcétera. La C. rosea, que es una de las más co- munes, es un árbol bastante copado y ramoso, alto de 25 a 30 pies, que a menudo nace parasíticamente en árboles más altos, descolgando entonces sus raíces, que con el tiempo se vuelven troncos. Hojas rígidas, trasovadas, lustrosas por arriba, flores de un rosado más o menos pálido, con 6 pé- talos u 8; fruto globoso, de 20 líneas de diámetro, que pro- duce, ya seco, una resina negruzca o negra del propio nombre. –«Hay otro árbol en esta Ysla que los indios della llamaban cupey, la penúltima sílaba luenga.» (Cas., V, 327). –«En aquellos primeros tiempos de conquista desta y otras islas hazian los chripstianos naypes de las hojas del copey– y en estas hojas debuxaban los reyes y caballeros e sotas e puntos.» (Ov., I, 302). Voz taína. En siusí llaman kupí a la C. nemorosa, según Koch-Grünberg. D. t. CUPÉI



(así se pronuncia en Puerto Rico: en Cuba Copéi, como aquí). Geog. Ref. Cod., 108. Sin. Tampaco.

COPÓRO. Plecóstomus sp. Pez pequeño de cuerpo com- primido; rictura bucal delantera, circular, retráctil; dientes aterciopelados en torno a los labios; aleta membranosa dor- sal cerca de la cola. Color pardo oscuro por encima, con lis- tas verticales, laterales, de un pardo azulado claro; vientre blanco. Pectorales con 12 radios, ventrales 9, anal de 9 a 11, dorsal 11. Largo, 2-40 cm. Cuando joven, llámanlo CHERÉCO en Aragua. Semejante al BOCÓN y sobre todo al BOCACHICO, es sin embargo más chico que el primero y de boca muy estre- cha. Su carne es agradable, pero bastante espinosa. Abunda en el Orinoco, Apure, Guárico y otros ríos del Llano.

COQUINO. Solanum meridense. Bitter & Pittier. «Planta toda ella cubierta de vello estrellado y herrumbroso, flores moradas y bayas negras rodeadas de cáliz persistente.» Andes de Mérida. (Pittier, Manual, p. 191).

COQUITO. Gorgojo. Diminutivo de coco (en la acepción de escarabajo, etc). ||–«Pequeñísimo insecto, sumamente dañino, cuyas principales víctimas son el ganado mular y el caballar.» (Pic., 85). Es sin duda el insecto que con igual nombre describe Gumilla (o. c., II, 195) como sinónimo del betoye sumí, es decir, el rouget de los franceses y el colo- radito del Bajo Llano. ||–Cyperus esculentus. Chufa. Planta herbácea que se cría en lugares húmedos y cálidos. Raíz fi- brosa, culmo triangular; hojas triseriales, largas, estrechas, cortantes; espiga multiflora, flores bisexuales, cariópside crustáceo. Su nombre alude al tuberculillo comestible que echa en las raíces, parecido en el sabor al COCO (Cocos nu- cifera). Cf. COROCILLO. || NO LE PICA COQUITOS se dice de un asunto que está definitiva y favorablemente resuelto. –«Sólo


un hombre permanece firme en sus puestos– No le entra ni coquito, porque este virtuoso mortal sabe mucho.» (Tosta G., El poder civil, 165).

CORALÍBE. Especie de Bignoniácea. Véase CURARÍRE.

CORÓBA. Jessenia polycarpa. Palmera de Guayana, ma- derable, del aspecto del albarico. Su fruto es comestible, y aún fabrican de él pan, a lo que dicen. –«(Corova), fruta muy dulze y pequeña como avellana.» (Carv., 368). D. t. CORÓIBA. Voz tamanaca. Reff. Gilii, I, 170; 119. Sin. Unamo.

COROBERO. Cyanocorax violaceus. Véase Piarra.

COROBÓRE. Hymenaea courbaril. ALGARROBO. ¿Es se- mejanza casual del árabe jarrub, el hebreo karebáh, y sus equivalentes y derivados en varias lenguas romanas, con la significación de la algarroba del viejo mundo? Separando de corobore el sufijo re de los nombres caribes, queda la raíz trilítera enunciada. El algarrobo llámase en car. shimíri, en arec. tsimeri, en gal. kurbaril. Esta última sinonimia es la más afín de COROBORE.

COROCÍLLO. Bactris corocilla. Pequeña palmera con ta- llos de 11/2 m de largo, de hojas bífidas o enteras y peque- ños frutos rojos. Crece en las vertientes septentrionales de la Cordillera de la Costa, por ej. cerca de Campanero, al sur de Puerto Cabello, donde la han encontrado Appun y Jahn. También llaman COROCILLO otra palma pequeña del género Desmoncus. ||–CYPERUS sp. Plantas herbáceas en cuya raíz se encuentra un tuberculillo que recuerda el fruto del CORO- ZO. Se citan por los botánicos el C. hydra y el C. rotundus. La raíz de este último es medicinal. Ref. Ben., 34.


COROCÍTO. Diminutivo de COROZO. Geog. ||–Cocos ori- nocensis. Hermosa palmera del Alto Orinoco. En los gran- des raudales tiene de 4 a 10 m de alto; pero en las selvas vecinas alcanza hasta 15 y 20 m. Tallo anillado, inerme, liso, grueso a lo más de 15 cm, adelgazándose hacia arriba; ho- jas irregularmente pinadas, largas de 2 m; pecíolos de 60 cm con vaina corta; hojuelas en número de 70 a 80 pares, puntiagudas, largas de 50 a 60 cm; espádices axilares, con dos espatas; fruto del grosor de un huevo de paloma, gris amarillento, con un mesocarpio comestible.

COROCÓRA. Cicada grossa. COCA, arriba.

COROCÓRO. Ibis melanopis. Ave zancuda, de pico en- corvado, común en los ríos de los Llanos. Su cara es ne- gruzca, la piel, debajo del pico plegada y péndula; pecho con una zona cenicienta; su librea muda sucesivamente de color con la edad, siendo primero blanca, luego negra, y por último de un rojo escarlata. Canta imitando la palabra coró repetida. Dase el mismo nombre al Tantalus (Harpiprion) cayennensis, y al Phimosus nudifrons, de la misma fami- lia, ambos del Orinoco medio. Voz de origen caribe, citada por Gilii. (Ensayo, I, 227): en mac. korrokorro, en bacaíri korokóro, en jianácoto kologoló-kane, etcétera. En tupi ku- rukaka o korikaka. Cf. COCO, arriba. Sin. CUCLILLO, en el Zulia, que parece diminutivo de COCO. ||–Varias especies de Haemulon, familia de los Esciénidos, se conocen con el mismo nombre de COROCORO en las costas de Venezuela,
v.g. el H. formosum y el H. caudimaculatum. Son peces de
cuerpo oblongo, cubierto de grandes escamas; labios carno- sos, lengua libre, delgada, lisa, cola ahorquillada. El nom- bre vulgar alude a las sendas manchas de un rojo sanguíneo que se observan en las comisuras labiales del animal. Voz tupi. Corocoro nombran en el Brasil el Pristipoma coro, pez


que nombramos nosotros RONCADOR, mientras que el ron- cador del Brasil es la Rhinelepis aspera.

COROCORO COLORADO. Tantalus (Endocimus) ru- ber. Ibídidas. Ave zancuda de ese color, que habita en el Orinoco medio y en el Delta.

COROPÁCO. Capsicum sp. A CARIBE. Voz us. en el Alto Llano.

CORORIÓCHO. Árbol maderable indeterminado. Ref. Cod., 119.

COROTÁDA, COROTAJE. Multitud de objetos, ense- res, artículos comerciales, utensilios.

*  CORÓTO. Escudilla labrada del fruto del TOTUMO. ||–De un modo general significa trasto, cachivache; y pluraliza- do, menaje, caudal, alhajas; y en fin, un objeto cualquiera, cuyo nombre no existe o no se sabe. Ejemplo: Esa muela es un coroto (escudilla): está muy cariada. Qué coroto (objeto) es ése? Mude usted sus corotos (muebles). Un coroto (una especie) de levita era lo que llevaba puesto.
–«Valga cien (pesos) el coroto o valga cuatro y medio, siempre es un cariñoso agasajo que no merece burla.» (Ja- bino, Verrugas y lunares, 11). «Toño, pon los corotos en ese repecho, tras el rancho, y los burros entre esas piedras.
¡Too er mundo a pié!» (B. Vallenilla L., Guerra y fiebre).
–«El confitero se fué y se llevó todos sus COROTOS de ha- cer dulce.» (Pic., 86), || ADIÓS COROTO! Interjección de sor- presa o extrañeza: ¡toma!, ¡calla! –«Las sirenas son unas mujeres muy  bonitas que  viven  en  el  fondo del  mar.
–Adiós coroto! Si en el fondo del mar no vive gente. Se ahogarían.» (R. Gallegos, La fruta del cercado ajeno). D. t.


¡Adiós corotos! El coroto no es del amo, sino del que lo ne- cesita. Máxima que exagera las razones de fuerza mayor.
«Aquí en el Llano el coroto no es del amo sino del que lo necesita.» (Cabrera M., El reflejo de los remansos azu- les!…) Cf. PEROL, en Glos. del Bajo Español.

COROZÁL. Lugar poblado de COROZOS. Geog.

COROZALITO. Diminutivo de COROZAL y voz geográfica.

COROZO. Acrocomia sclerocarpa y A. lassiospatha. La 1ª especie es una palmera cuyo tronco tiene de 6 a 9 m. de altura, inflado en la base y armado de fuertes espinas ne- gras; hojas pinadas, con hojuelas lineares, angostas, pun- tiagudas; espata cubierta de espinas negras; drupa globular de 35 a 40 mm de diámetro. La especie se distingue en el tronco, cuyo inflamiento está a media altura, y en la espa- ta inerme o poco espinosa. Ambas especies son comunes en el Llano, sobre todo la 2ª. Su fruto es comestible y lo ape- tece el ganado. –«Entre la multitud de especies varias de pal- mas, que producen aquellos terrenos, crece una llamada Corozo.» (Gum., II, 283; ed). –«¡Con qué entusiasmo ilu- minaban los vecinos los adornados frentes de sus casas, con lamparitas hechas de conchas de naranja y aceite de corozo!» (Picón F., Fidelia, 79). Reff. Tauste, p. 18; Caul., I, 3; Ben., 33. || SUBIRSE A UN COROZO: realizar una proeza, poner una pica en Flandes. –«Yo me decía que con igual habilidad te subirías al... corozo; o digo, al Olimpo de la gloria.» (Cabrera M., La guerra, 306). ||–Bactris major y B. spinosa. Especie de palmeras. La no tiene generalmente más de 4 a 5 m de alto, hojas regularmente pinadas, hojuelas largas y angostas y frutos aovados, lisos, de un color rojo verdoso, y con un diámetro de cerca de 4 cm. ||–Martinezia caryotaefolia. Palma de tronco cilíndrico cubierto de numerosas espinas,


alto de 5 a 6 m; penacho formado por escasas hojas pinadas con pecíolo y raquis espinoso y hojuelas cuneiformes, roídas en el extremo. Región del Orinoco. ||–COLORADO. Elaeis me- lanococca. Palmera de tronco grueso, corto, en parte echado sobre el suelo, débilmente arraigado; hojas pinatisectas, lar- gas de 7 m. Su tronco se conserva bien en el agua.

CORÚBA. Attalea speciosa, CURÚBA, abajo. Zulia.

COSÓIBA. Palmera semejante al ALBARICO, de fruto re- dondo, amarillo, comestible. Guayana.

COTÁRA. Rallus chiricote. CHIRICÓA. –«La cotara y la pavita, aves que habitan en los lugares húmedos y panta- nosos, anuncian siempre el tiempo de lluvias.» (A. Rojas, Un libro en prosa, 219). –«Bajo aquel cielo encapotado, pasaron hacia las represas dos chillonas bandadas de cotaras y de gallinetas.» (Cabrera M., Mimí, 154). Us. en el Llano. Sin. cóitora. Cum. koktere, arec. kótchika. Cf. el manao guhtera y el baré ghusára=Gallinula plumbea.

COTÉJO. Phecadactylus rapicaudus. TUQUÉQUE.– «El cotejo es de –color amarillo con rayas negras y una lon- gitudinal blanca sobre el espinazo, el vientre blanco con las patas largas. Son nocturnos, comen insectos y andan por las paredes.» (Cod., 217).

*  COTÍZA. Abarca, albarca, sandalia de cuero sin curtir.
–«El cuero (de la res) es tan útil como la grasa, y su uso tan extenso como el de esta: –las cotizas, calzado de nuestros caminantes de a pié – –todo esto sale del cuero.» (Díaz, II, 34). Sin. cotisa. Caul., IV, 6. Del ch. kotiz, que Tauste traduce así. Es el cactli de los mexicanos y el caite de los costarri- censes. ||UN RESBALÓN DE COTIZA: un desliz, un error. –«Se


cayó la Magdalena, | la misma Virgen María, | Todas las mujeres tienen | su resbalón de cotiza.» (Trova popular; en Ovalles, El llanero, 168).

*  COTO. Bocio, papera. Del quichua koto o ccoto, lo mismo.

COTOPERÍS. Talisia (Melicocca) oliviformis. Sapindácea. Árbol frutal de copa esferoidal y follaje espeso, perenne; ho- jas paripinadas, con 2 pares de hojuelas pecioladas, opues- tas, elíptico-puntiagudas, integérrimas, reticulado-venosas, coriáceas, lampiñas; flores pequeñas, blancas; fruto elíptico- mucronado, con el estilo persistente, largo de 9 líneas; semilla aovado-elíptica. Es vegetal muy a propósito para decorar parques y jardines. Su fruto es agradable y a él se aplica igualmente el nombre del árbol. –«Otra fructa hay en la isla Margarita que se llama cutipris que sabe a uvas mos- cateles, e es tamaña como las uvas gruessas que en el reyno de Toledo llaman jahenes. Esta fructa tiene un cuesco pe- queño e enzima de todo un hollejo; e no hazen daño, aunque coman mucho desta fructa.» (Ov., I, 327). –«Cotuprizes, fruta amarilla, redonda, como un huevo de paloma y agridulze.» (Carv., 367). Car. kotoperire, cum. kotoprich (según Ruiz Blanco, kuspirítu, según Caulín); ch. cutipirich. Cotuprís (Cast. 1 Eleg. XIV, c. 1º). Kotuprix era el nombre de un caci- que de las riberas del Unare (Cast. 1 Eleg. XI, c. 6º). En estas formas antiguas hallamos la razón de que hoy se use también COTOPRÍS (Cod. 99). Lo corriente es COTOPERÍS (Cod., 116; Díaz, II, 264). ||–Myrtus erythroxyloides. Árbol de hojas opuestas, pecioladas, elípticas, emarginadas, enterísimas, re- ticuladas, coriáceas, lampiñas, lustrosas; flores axilares o ter- minales, aromáticas; cáliz partido en 4 ó 5 divisiones; pétalos 4 ó 5, aovados, cóncavos, fimbriados; estambres numerosos, dos veces más largos que la corola; estilo único. Cumaná.


COTÚA. Plotus anhinga. Ave palmípeda de pico más lar- go que la cabeza; pescuezo delgado, alargado; cola gran- de, ancha, insólita en las aves acuáticas; color casi negro. Vuela muy alto, nada y trepa a perfección, anda mal en el suelo; bucea para pescar y nidifica en los árboles. Su carne no es buena. Vive en bandadas cerca de los grandes ríos.
–«Podrían mirarse – –las garzas y las cotúas, nadando en la turbia aguada.» (Cabrera M., La guerra, 343). D. t. CODÚA. Sin. agujeta, en Guayana. Del tam. y cum. kutúa. En el Brasil existen también nombres indígenas de la misma for- ma, v.g. tecuna cotúa; manáo ghata; omagua ghatúa, etcéte- ra, que corresponden a las especies Colymbus ludovicianus y Sula brasiliensis. Ref. Cod., 203. ||–Cairina moschata. Ave palmípeda de color negro. Anda apareada, y es arisca, tos- ca y pesada para andar. El macho tiene una gran carúncu- la sobre el pico, y un anillo descarnado alrededor de cada ojo. Produce un sonido agudo al volar. Sin. CUERVO AGUJA, en el Zulia.

COTÚA ZAMURA. Phalacrocorax vigua. Sin. Cotúa negra.

COYÓPA. Cuchilla corva por su parte plana, destinada a raer por dentro superficies cóncavas, como el fruto del TO- TUMO y cosas análogas. Us. en el Bajo Llano.

CREMÓN. Thespesia populnea. Malváceas. Árbol de 45 a 50 pies de alto, y por lo común de 20 a 25; hojas acora- zonadas, deltoideas, largamente pecioladas, lustrosas; flo- res de un amarillo pálido, teñidas a veces de purpúreo, cortamente pediceladas; fruto globoso con semillas trígo- no-obovales, estriadas; cortada al través la cápsula verde, pero ya llegada a su tamaño (dice Grosourdy) deja salir una especie de leche amarilla que en las cápsulas secas se con- creta en una sustancia prieta que nos ha parecido resinosa.


Madera blanda susceptible de pulimento y sin aplicación. Sus hojas son medicinales. D.t. CLEMÓN. Sin. PUNTADA DE CABEZA.

CUÁ. Serpiente. Us. en Mérida.

CUAGUÁRO. Árbol de madera amarilla o de un rojizo jaspeado, tal cual nodosa, compacta, astillosa. Haylo en el E. Falcón.

*  CUÁIMA. Serpiente de 1 m más o menos de largo, man- chada por encima. Es en extremo ponzoñosa, y sobremanera ágil cuando se irrita. Como otras especies análogas, caza por la noche. Habita en la Guayana. «Su tamaño alcanza hasta tres varas, es de piel leonada con pintas blancas, cola de color más vivo que termina en una especie de uña delgada; la ca- beza es chata como la del sapo, colmillos agudos, delgados, canalizados como aguja de inyectar y del tamaño de una pul- gada poco más o menos. Es un reptil muy pesado, que duran- te el día está sumido en profundo sueño.» (V. V. Maldonado, Estado Bolívar, 147). Voz chaima. ||SER UNA CUAIMA: ser per- sona enérgica, aguda, temible en cualquier respecto.

*  CUÁSIA. Quassia amara. Simarubáceas. Árbol medi- cinal bien conocido en la materia médica. Voz tomada de Quassy, nombre del negro que hizo conocer las propieda- des curativas del leño. Sin. Palo Isidoro, en el Zulia.

CUBA. Hija menor. Ref., Maldonado, Tierra nuestra, p. 185. Cuba en Bogotá es entre todos los hermanos el menor; pero cuhuba, en muisca, se aplicaba particularmente al herma- no menor (el cadet) o a la hermana menor respecto del her- mano o hermana. Us. en el Tách. Sin. Bordona. Véase Bordón en Glos. del Bajo Esp., I.


CUBÁRRO. Bactris cubaro. Pequeña palmera espinosa, del aspecto del albarico, común en el Bajo Llano, v.g. en la selva de Turén y en los bosques que atraviesa el río Portuguesa. Su fruto es comestible. –«Subarros, fruta mo- rada y agridulze.» (Carv., 367). –«Otras palmitas algo más altas (que los Mararabes), y muy llenas de espinas, dan otros racimos de mayor tamaño, y su fruta es agridulce, y muy sana, se llama Cubarros (Gum., I, 297; ed). D. t. CUBARO. (Cod., 119), forma preferible, pero menos usada. Ref. Gum., I, 262. ||–En Margarita significa flauta esta voz.
CUBÍRO. Saurofagus sulfuratus. Pájaro de lomo pardo aceitunado, frente, cejas, garganta y cuello blancos, coro- nilla, pecho, vientre, rabadilla y nalgas de un amarillo de azufre; resto de la cabeza, mejillas, y raya que corre del pico al ojo de un tinte negro. Cobijas superiores, remeras y timoneras orilladas de un rojo herrumbroso. Largo 28 cm, brazas 14. Es pájaro alegre y madrugador que frecuenta las casas y poblados, donde caza insectos por los techos y per- sigue al vuelo y picotea a las aves de rapiña. Suele soportar la cautividad. Hay otras especies, v.g. el S. rufi pennis del Orinoco. Sin. Cristofué. En la Arg. Venteveo. Los franceses, a causa de su canto, lo denominan Qu’est-ce qu’il dit? Geog.
CUCÁI. Vasija rústica hecha de una calabaza alargada que se cría en los Andes. Cortado de través uno de los extremos del fruto correspondiente al pezón, se forma la tapa, que se afianza como la de un incensario. Se la emplea para guar- dar salsa y otros comestibles. Ref. Pic., 95.
CUCAMBÉ. Escondite (juego de niños). –«Uno de los más grandes artistas de la prosa hizo célebre la palabra cucambé, que ha entrado a formar parte del léxico de criollismo al uso para denotar nuestras grescas literarias.» (J. J. Churión, Carta a un provinciano).


CUCANÁ. Duranta sp. Verbenáceas. «Arbolillo espinoso que echa una frutilla amarilla parecida al garbanzo, por lo que en Mérida se llama garbancillo. Se siembra en hileras para servir de cerca a los fundos, porque trama mucho y la espi- na es terrible.» (T. Febres C., Historia de los Andes, I, p. 123).
D. t. Cúcamo en el Tách.

CUCÚBA. Banano tajado en láminas delgadas y secado al sol, para conservarlo en la estación seca. Llanos de Barinas.
|| –Pan hecho con CUCÚBA. «En tiempo de la cosecha (del plátano), estando en sazón, verde, se seca al sol, sin la corte- za, para en la época de la escasez sacar una harina, que con el aditamento de huevos y melaza fabricar un pan que de- nominan cucúba, muy apreciado y sustancioso.» Juan J. Canales (Barinas). Gilii describe su elaboración entre los antiguos tamanacos, que lo llamaban tokoró. Según Alcedo, cucúma era en Tame una suerte de pan análoga. Es eviden- temente la misma voz.

CUCÚI. Ver cocúi, arriba.

CUCUÍZA. Ver cocuiza, arriba.

CUCURITO. Maximiliana regia. Palmera cuyo tronco de hasta 30 m, es cilíndrico, inerme, anillado; hojas pinadas de hasta 11 m, dispuestas en espiral, con hojuelas agrupa- das bajo diferentes ángulos, lo cual da a la hoja en conjun- to, según Im Thurn, el aspecto de una rizada pluma de avestruz; fruta comestible. Crece en el Caroní, en el Alto Orinoco y otros puntos de Guayana. «Probablemente, dice Im Thurn, la más usada de todas las palmeras de Guayana, después del moriche, es el cururito.» (Timitri, p. 274, vol.
III, pte. 2ª). Reff. Cod., 119; Gros., II, 379. D. t. COCURÍTO
(Cod., 116) y COCORÍTO. En aruaco kókuliti o kokerite. Cf.


CUQUIRÍTA. –«Tus palabras me saben a cucurito.» (Gorro- chotegui, Aramare, V).

* CUCÚYO. Ver COCUYO, arriba.

CÚCHICÚCHI. Cercoleptes caudivolvulus. Úrsidos. Carnicero plantígrado, de cuerpo prolongado, cabeza re- dondeada, ojos grandes, orejas pequeñas, lengua alargada y protáctil; patas cortas con 5 dedos reunidos hasta la mitad de su largo, uñas fuertes, plantas desnudas; cola prensil. Pelaje largo, espeso, algo crespo, suave, lustroso. Cuerpo amarillento claro, con ciertos matices en los costados y lo- mo, pardo rojo por debajo y más claro en el vientre; una faja oscura corre por el espinazo y otra parda rojiza por el vien- tre; piernas pardas oscuras por fuera; cola parda en su mi- tad anterior, negra en la posterior. Mide más de 90 cm de largo (incluyendo 47 de la cola) y 17 de alto. Es de hábitos nocturnos; albérgase en las palmeras y otros árboles, donde pasa el día durmiendo, y de ellos baja de cabeza; es ágil y domesticable. Aliméntase de pequeños mamíferos, pája- ros, huevos, insectos, larvas, frutas, en especial bananos; es goloso por la miel, y por esto llámanle OSO MELERO. D.
t. en Occidente CÚICÚI, CUCÚI y aun TÚITUI. Cierta seme-
janza con el CUSICUSI en conformación y hábitos indica que la voz debe proceder de una raíz común o afín. Gumilla pa- rece confundir estos dos animales, según se ve, en la des- cripción que sigue: «El Cusicusi es de tamaño de un gato: no tiene cola, y su lana es tan suave, como la del Castor; todo el día duermen, y de noche andan ligeramente de rama en rama, buscando paxaritos y sabandijas, de que se man- tienen. Es animalejo de suyo manso; y traído a las casas, no se huye, ni de día se menea de su lugar; pero toda la no- che anda trasteando la casa, y metiendo el dedo, y después la lengua (que es larga, y sutil) en todos los agujeros;


y quando llega a la cama de su amo, hace lo mismo con las ventanas de las narices; y si le halla la boca abierta hace la misma diligencia: por lo qual no hay quien quiera seme- jante animal en su casa.» (Gum., I, 299; ed.). Sin. MANA- VÍRE. Dice Caulín que ipéte, que era su nombre en cabre,
«quiere decir el viejo, por la similitud que tiene con los an- cianos en su espaciosa, y menos recta ambulación.» (Hist., I, 7). En el Ecuador llaman cuchuche al GUÁCHE, q. v. Bivana, Ov. II, 260.

CUCHIVÁNO. Acacia sp. Árbol de Cumaná. D.t. CUQUI- VANO. (?)

CUCHÚBO. Véase CUCHÚGOS.

CUCHÚGOS. Alforjas, bolsones para viajeros. Pic., 95.
D. t. CUCHUBO. U. t. en Col.

CUESCO. Bactris cuesco. Especie de palmera.

CUÍBA. Oxalis tuberosa. Geraniáceas. Planta de Chile, de tallo herbáceo, ramoso; hojas ternadas y hojuelas ao- vadas, pedúnculos umbelíferos. Su raíz es tuberosa y comes- tible. Cultívase en la Cordillera. Escríbese asimismo CUIVA. Sin. OCA.

CUÍCA. Cercidium viride. YABO, BREA.

CÚICÚI. Cercoleptes caudivolvulus. CÚCHICÚCHI. Voz usada en Portuguesa y los Andes.

* CUJÍ. Acacia macracanttha. Leguminosas. Árbol muy co- mún en el país. Crece gregario en los terrenos más áridos de la zona cálida, por ejemplo en los estados Lara y Falcón,


proveyendo de alimento a los animales con sus legumbres. Madera muy sólida, aunque torcida. El del Zulia y quizá de toda la zona costanera es el Prosopio juliflora. «Ya- cían, entre amapolas y cujíes, pesados monumentos sepul- crales, cubiertos de veredoyo y cundiamores.» (Cabrera M., La guerra, 343). –«Algunas aves, extraviadas en el ce- menterio, entre las copas de los cipreses y cujíes, cantaban sobre las tumbas.» (Díaz R., Ídolos rotos, 251). Ref. Cod.,
96. ||–AROMA. Acacia farnesiana. Leguminosas. Arbolillo frondoso, de ramitas y ráquises alampiñados; hojas con 4, 8 y aun 2 pares de pínulas, éstas de 10 a 20 pares de ho- juelas diminutas; raquis con una glándula escutiforme cer- ca de la base; espinas estipujares cerdosas; cabezuelas florales amarillas, globosas, casciculadas, fragantes (olor de aroma); legumbre lampiña, estriada. El tronco de este árbol es de poco grosor y nada recto; su madera sólida, du- ra, pesada; peso esp. 1,12. –«Según parece, este nombre se da en Venezuela a dos especies distintas de Acacia, la una indígena y de mayor porte, la otra creciendo en toda la zo- na tropical y raras veces pasando del tamaño de un mero arbustillo. El nombre de aromo debería reservarse para la última especie, que es Acacia farnesiana. Por lo demás, la nomenclatura de los cujíes queda aun muy enredada.» (H. Pittier, Nota Ms). CUJÍ DE AROMA. Cod., 119. D. t. ARO- MO. Ref. Gros, II, 362. ||–BLANCO. Mimosa sp. Tronco ci- líndrico, gris cinereo, inerme; hojas con 14 a 16 pares de pínulas; raquis acanalado con una glándula umbilicada cer- ca de la base; pínulas con unos 25 pares de hojuelas; cabe- zuelas pedunculadas, axilares, amarillas; ovario oblongo, verdoso. Guárico. ||–CABRERO. Mimosa cabrero. Especie así llamada por servir de pasto a las cabras sin duda. Sinn. CUJÍ DE CABRA, en el Guárico (?), CAUDERO. ||–HEDIONDO. Acacia foetida. MAPURITE, UBEDA, abajo. Nombres vulga- res debido al olor desagradable que exhala la madera hen-


dida. Ésta se aprovecha para leña, que arde muy bien. ||–NE- GRO. Hojuelas más largas que las del cují blanco. Madera muy sólida; casi toda la superficie que ofrece el corte tras- versal lo ocupa el corazón, que es de un negro rojizo. Guá- rico. ||–YATEQUE. Prosopis cumanensis. YAQUE. ||–Acacia sp. (?) Especie de cují de tronco agrietado, oscuro, hojas con 1 a 2 pares de pínulas, perpendiculares al raquis, cada una con 18 pares de hojuelas y una glándula entre cada par sobre el raquis; racimos con flores sentadas; involucros amarillentos con 5 divisiones; legumbres de 5 a 6 pulgadas encorvada, con unas 24 semillas. Costa de Barcelona. Al parecer, la misma especie anterior. || JUGAR CUJÍ: jugar dinero imaginario.
–«Desde aquel momento mis fondos estaban comprometidos e iba a tener que jugar cují.» (Cabrera M., Mimí, 144).

CUJIÁL. Sitio abundante en cujíes. Us. en el Guárico. D.t. CUJISAL.

CUJICITO. Dim. de Cují. Calliandra sp. Arbolillo de fo- llaje y ramificación escuetos y flores de color carmesí. Maracaibo. Geog.

CUJÍME. Árbol indeterminado del Zulia.

* CUJISÁL. Ver CUJIÁL. –«(Se les escapaban) hacia el
– –coquetón cementerio blanco y verde, paramentado de rojo cuando florece el cujisal sobre las tumbas.» (Díaz R., Cuento gris). –«Semejan espejos perdidos bajo el mezqui- no polvoriento follaje de los bravíos cujizales.» (Cabrera M., Mimí, 15). Úsase en Caracas y Occ. Voz geog.

CUMÁCA. Bombax ceyba. CÉYBA. Voz car. tam. y ch. Geog.

CUMACO. Especie de manga a modo de cebucán peque- ño, fabricada con materiales análogos a los de éste, que usan los naturales del Alto Orinoco para desgranar frijoles y otras legumbres.

CUMÁN. Bebida embriagante de los caribes. –«Los in- dios, que ya estaban dispuestos para la refriega y furiosos con la fortaleza de las bebidas de chicha y cumán – –en breve rato hicieron una cruel matanza.» (Caul., II, 5).

CUMANÁ. Turnera ulmifolia. Turneráceas. Planta herbá- cea, de flores amarillas y fruto cap000000sular, común en las sabanas de Portuguesa, donde sin embargo no recibe aquel nombre vulgar. Ref. Pittier, 202.

CUMAPÁN. Especie de Arácea. Ver CAMAPÁN, CHAN-
GUANGO.

CUMARA. Cierta ave del Bajo Orinoco. –«Un poco an- tes de llegar a la ranchería, que encima de ella había una gran bolatería de unos paxaros, como Guaruacy, pero no eran Guaruacy. Yo pregunté a los que venían conmigo, qué paxaros eran; y me dixeron, que aquellos paxaros avisaban quando venía gente, y por esto los llaman Cumara, que quie- re decir: gente viene.» Fr. M. de Cervera, carta de 1789; en Strickland, Documents and Maps, etcétera.

CUMARÁGUA. Especie de caracol de las costas de Paraguaná.

CUMÁRE. Astrocaryum vulgare. Palmera del Orinoco, cu- ya altura rara vez pasa de 20 m. Está armada en todas sus partes hasta en el borde de las hojuelas, de formidables espi- nas; espádices interfoliáceos. Florece en enero. Sus hojas





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